conflictos entre hermanos


CÓMO PREVENIR Y MANEJAR LOS CONFLICTOS ENTRE HERMANOS

Por: Deanna Rejón Gossmann, psicóloga infantil y terapeuta familiar integrante de psii.

¿POR QUÉ SE GENERAN EN REALIDAD?

La estrecha convivencia diaria y el tener que compartir espacios, objetos y sobre todo el afecto de los padres, generan entre hermanos diferencias y conflictos.

Los desacuerdos y los pleitos entre hermanos se originan generalmente por cuestiones sencillas, sin importancia, y tienen diversas características, dependiendo de la etapa de vida que cada hijo esté atravesando. Por ejemplo, los muy pequeños pelearán porque quieren el mismo juguete, mientras que los mayores discutirán porque no creen justo que al hermano se le otorguen ciertos permisos que a él o ella no se le dan.

En estas situaciones, la rivalidad y los celos se hacen presentes; sin embargo, lo que está latente detrás de esa rivalidad, es sin duda la competencia por el afecto y reconocimiento de los padres.

Cuando los celos y por lo tanto el conflicto se presentan, lo que se expresa tiene que ver con las emociones y no con los objetos o privilegios. Es decir, si un niño considera que su hermana ha sido favorecida porque se le dio un mejor regalo en su cumpleaños, el hecho de que a él le regalemos algo mejor, no cambiará en nada su creencia.

¿INTERVENIR O NO INTERVENIR?

Cuando los hermanos discuten, no es tan importante saber quién empezó el pleito, sino cómo empezó. Los involucrados tienen un problema y el objetivo es resolverlo para que se restablezca la paz. Averiguar únicamente quién inició el problema, sólo lleva a que los hermanos se culpen uno al otro. En cambio, si logramos que cada uno de ellos identifique cuál fue su participación y cómo contribuyó para que esa situación se convirtiera en un problema, los chicos podrán empezar a identificar que cada uno tuvo responsabilidad en lo ocurrido y, por lo tanto, ambos participarán más fácilmente en la búsqueda de una solución.

Si en algún punto los niños no logran resolver sus diferencias o llegan incluso a mostrarse agresión, los padres pueden y deben intervenir para ayudarlos. Sin embargo, lo recomendable es que los hijos puedan encontrar la forma de resolver sus diferencias por ellos mismos. Por ejemplo, si están jugando y se molestan por algo en lo que no están de acuerdo, la intervención de los padres iría en el sentido de preguntarles si creen que ellos solos pueden resolver esa situación. De no ser así, la indicación será que necesitan tranquilizarse por un tiempo, y sólo cuando estén listos para buscar un acuerdo, estarán en posibilidad de regresar a jugar juntos.

Si las discusiones se hacen de manera abierta y se busca resolverlas, se convierten en oportunidades de aprendizaje para enfrentar las dificultades.

Sabemos que no podemos eliminar completamente los conflictos entre hermanos, pero sí podemos prevenir que se vuelvan una constante y se desborden.

Lo más importante es tratar a todos los hijos con justicia y equidad, pero siempre tomando en cuenta que no debemos darles lo mismo, ya que cada niño o adolescente tiene necesidades propias. Por ello es necesario conocer a nuestros hijos, para saber qué es importante proporcionarle a cada uno y en qué momento.

¿PREFERENCIAS?

Ahora bien, es verdad que a veces los padres sentimos preferencia por alguno de los hijos. En este sentido, es necesario que seamos honestos con nosotros mismos y que estemos conscientes cuando lleguemos a favorecer a alguno de ellos. Darnos cuenta de esta situación, nos ayudará a tener más claro cómo tratamos a los otros hijos, para entonces poder proporcionarles la atención y cuidados que cada uno requiere.

Los niños necesitan atención personal y merecen que les dediquemos un tiempo exclusivo a cada uno. Ese momento lo hará sentirse especial y le dará la oportunidad de estar cerca de sus padres, sin tener que competir con sus hermanos. Cuando hacemos sentir a cada hijo que es amado, no más ni menos que sus hermanos, sino de forma única, por ser él o ella, es muy probable que disminuyan las rivalidades, pues se sentirá seguro y tomado en cuenta en la posición que ocupa, y sabrá que no necesita buscar un lugar peleando con los otros, para ser mejor que ellos ante los ojos de mamá y papá.

¿COMPARACIONES?

Por otro lado, al hacer comparaciones entre los hijos, los padres promueven la competencia entre ellos, y eso tiene un efecto negativo en sus habilidades y fortalezas. Aquel al que se menosprecia, puede sentirse poco valorado, provocándole desánimo e impidiéndole avanzar a su propio ritmo. Por el contrario, al que se elogia, se le pone en un lugar difícil, al imponerle una presión que no siempre puede soportar. Cada niño o adolescente es diferente y único, y así debemos aceptarlo.

Asimismo, si bien es importante favorecer la buena relación entre hermanos, el obligarlos a estar juntos todo el tiempo, a compartir a sus amigos, juegos y demás, sólo por el hecho de ser hermanos, puede generar conflictos entre ellos. La relación entre hermanos LA CONSTRUYEN ELLOS MISMOS, y la tarea de los padres es crear un ambiente de comprensión, afecto y equidad, para que todos los miembros de la familia se vinculen de la mejor manera posible.

Si se modela el afecto y consideración en la familia y hacia las demás personas, los niños aprenderán a ser sensibles ante las necesidades de otros y a resolver pacíficamente los conflictos. 

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