el papel de mamá y papá ante el fracaso escolar


Por: Francis Capistrán Lagunes.- Pedagoga y Psicoterapeuta Infantil.

 

Hablamos de «fracaso» escolar, cuando un niño no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y su nivel escolar, pero como el único criterio para evaluar el éxito o el fracaso de los niños son las calificaciones, el fracaso se traduce en reprobación. No nos referimos a la reprobación de una o dos materias en alguna evaluación, lo que puede ser absolutamente normal y superable, sino de esos casos en que las calificaciones llegan a ser tan bajas al finalizar el curso escolar, que tienen que repetirlo. Aquí es cuando puede ser necesaria la intervención de un psicólogo, que sea capaz de identificar las dificultades específicas que generaron el fracaso escolar, en un niño o niña en particular.

 

¿Cuáles son las causas y quiénes son los responsables del fracaso escolar?

 

Varias son las causas que pueden originar un fracaso escolar. Las más señaladas son las dificultades de aprendizaje y los problemas emocionales, además de la falta de motivación, un ambiente escolar y familiar desfavorable, y a veces incluso el nivel socioeconómico y cultural, entre otras causas.

En cuanto a  la responsabilidad en el fracaso escolar, podemos decir que somos todos los implicados en la educación; es decir, la familia, los profesores, la institución escolar, los alumnos, la sociedad y hasta los legisladores que deciden las reformas a la educación. Es así que estamos ante un asunto complejo que requiere un análisis amplio. Sin embargo, en esta ocasión, lo que nos interesa es tratar de precisar algunos puntos que permitan a mamá y papá, y a los adultos que conviven con los niños, saber qué hacer y cómo apoyarlos ante esta situación, ya sea que presenten algún trastorno de aprendizaje o no.

 

Mamá y papá pueden estimularlos de diversas maneras:

 

En primer lugar, pregúntate qué tanto conoces a tu hijo: Qué películas y juegos le gustan, qué sabes sobre sus habilidades, aptitudes e intereses; sobre su comportamiento y aprovechamiento escolar a lo largo del año y no sólo cuando te entregan boletas; qué hacen en casa cuando están juntos y tienen tiempo para compartir; cómo reaccionas cuando reprueba alguna materia; recuerda cómo fuiste tú como estudiante y cómo te apoyaron tus papás.

Platica con tu hijo sobre los temas de la escuela y observa qué tanto sabe sobre éstos, y si notas alguna deficiencia, trata de enseñarle o busca el apoyo de alguien más que pueda hacerlo. Dale la oportunidad de aplicar sus conocimientos en la vida diaria (matemáticas, historia, geografía, ciencias naturales, español, etc.). Hazle preguntas al respecto a manera de juego.

Aprende con tu hijo acerca de los temas escolares. Es válido reconocer que no se tiene conocimiento sobre algún tema; pregúntale sobre temas que sabe, y pídele que te enseñe algo que él/ella sepa y tú no.

No lo compares con otros niños, es mejor reconocer sus propias fortalezas, habilidades y aciertos. Actualmente sabemos que algunas personas tienen capacidades cognitivas más elevadas (aprenden ciertas cosas con mayor facilidad y rapidez que otros) y que en un mismo individuo hay diferencias aptitudinales, es decir, que pueden ser muy buenos en algunas cosas y en otras no tanto. No hay una sola forma de inteligencia, por eso, en lo que es bueno, estimúlalo, y en lo que se le dificulta, muéstrale paciencia. Así fortalecerás su autoestima, y aprenderá a aceptarse tal y como es.

Los niños necesitan que los estimulen para aprender e interesarse en el estudio. Pregúntate qué tanto interés muestras tú mismo(a) en el estudio, por aprender nuevas cosas, qué tanto lees; si podrías responder a las preguntas que tu hijo te llegue a hacer sobre los temas escolares y otros de su interés; cuántas veces han ido juntos a un museo o a algún lugar de importancia para él o su comunidad. Estas vacaciones escolares, podrían ser una excelente oportunidad para hacerlo, ¿no lo crees?

Actualmente existen numerosas situaciones y tecnología que los atraen y distraen, y ante esto la escuela y la familia, muy frecuentemente, se ven rebasadas. Oriéntalos para que las aprovechen también para aprender.

Ten presente que en las primeras etapas de la vida se aprende que el esfuerzo, la organización, la constancia y el amor por las cosas bien hechas, son necesarias para lograr los propósitos de nuestra vida. Por esto es muy importante que desarrollen hábitos de estudio, que se responsabilicen de sus tareas y de su propio aprendizaje. Papá y mamá están ahí para apoyarlo, estimularlo, escucharlo, comprenderlo; NO para aprender por él, ni para hacer frente a las responsabilidades que son suyas en la escuela. De esta manera, su desarrollo intelectual, ético, afectivo y social, se verán reflejados no sólo en sus calificaciones, sino también en sus acciones dentro y fuera de la escuela.

 

El «fracaso» escolar  puede evitarse en muchos casos. ¡Apoyemos a los niños para  que el aprendizaje sea divertido, estimulante y parte importante de su vida!

 




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