el manejo del enojo en los niños


Por: Myriam de Luna Jiménez.- Psicoterapeuta Infantil.

 

“Me molesta que mi hijo me conteste; entonces pierdo la paciencia y le doy una nalgada, pero después me siento muy culpable”.

 “Mi enojo hace que le diga cosas feas a mi mamá”.

“El enojo sale en la mañana, cuando se hace tarde para la escuela y no me quiero comer mi desayuno; entonces mi mamá me regaña y yo me enojo mucho”.

“Me enoja que mi papá me diga que me va a hablar y no lo haga”.

“El enojo hizo que me fuera a mi cuarto y que me perdiera de la diversión de la fiesta”.

 

El enojo es causante de grandes dificultades al interior de las familias. Es el culpable de muchos berrinches, regaños, peleas, gritos y dolores de cabeza. Hace que actuemos sin pensar, que lastimemos a las personas que queremos o que arruinemos la diversión. Sin embargo, TODOS -tanto grandes como chicos- nos enojamos en algún momento. Lo importante es aprender a manejar nuestro enojo.

 

EL ENOJO ES NATURAL

Yo sé que cuando el enojo se aparece, quisiéramos eliminarlo por completo de nuestras vidas, pero eso sería negar algo muy propio de nuestra naturaleza humana. “El enojo es una emoción básica, primaria y universal” (Mendoza, 2010), es decir, es de las primeras emociones que expresa todo ser humano, sin importar su raza, cultura o procedencia. Desde pequeños, los bebés muestran claras conductas de disgusto o malestar, notoriamente diferentes a las conductas que muestran cuando algo les agrada. Las reacciones fisiológicas del enojo, pueden ir desde una ligera mueca de molestia, pasando por una notoria tensión en nuestros músculos faciales, hasta la explosión de furia expresada en gritos y golpes.

Sin embargo, a pesar de que el enojo sea una emoción natural, hay personas que se enojan con mayor frecuencia e intensidad que otras, así como quienes pueden controlar su enojo más fácilmente que otros.

 

¿CÓMO LE AYUDO A MI HIJO A EXPRESAR SU ENOJO?

Hay muchas cosas que pueden enojar a un niño: Que no se le cumpla un deseo, que se le ponga un límite, que le pidan que deje de hacer algo que le gusta, que le pidan hacer algo que NO le gusta, que no le presten atención, recibir una burla, que lo regañen, no conseguir lo que quiere, perder en un juego, en fin, cada madre y padre sabe qué es lo que hace enojar a su hijo. Yo les ofrezco las siguientes sugerencias para ayudarles a sus hijos a expresar adecuadamente y controlar su enojo:

  • Validar el enojo: ¡Se vale que te enojes! Como dije en un principio, todo mundo se enoja, así que no es justo decirle a tu hijo “no te enojes”, cuando nosotros mismos lo hacemos. Al decir “se vale que te enojes”, le permites a tu hijo sentir y expresar su emoción. Lo importante es agregar “lo que no se vale es que te lastimes o lastimes a otros con tu enojo”. Lo que nos disgusta o nos afecta del enojo, no es el sentimiento en sí, sino las formas en que éste se expresa o manifiesta.
  • Darle palabras a la emoción: Si tu hijo es muy pequeño y todavía no habla, o ya es más grande, pero le cuesta trabajo decir qué es lo que le molesta, ¡ayúdalo! Como si fueras un espejo, dile lo que observas en él: “Parece que algo te hizo enojar porque estás rojo y tus cejas están muy apretadas” o “parece que estás enojado porque no quieres hablar con nadie”; “estás pateando el piso porque estás enojado”; “te enojó que no te comprara ese juguete”, etc. Al reflejar su conducta, le ayudas a tu hijo a hacer consciente su emoción. También es importante que tú le digas cómo te sientes y qué es lo que te hace enojar, por ejemplo: “Me molesta mucho que no me hagas caso” “me siento muy triste cuando me dices esas cosas”.
  • Ponle tamaño al enojo: Ayuda a tu hijo a dimensionar su emoción. No todo nos molesta de la misma forma y en la misma magnitud, no todo enojo nos hace reaccionar igual. Utiliza una regla, un termómetro o una gráfica, que le permita a tu hijo identificar el tamaño de su enojo; así entenderá que hay cosas que nos molestan más que otras y también que podrá expresar de diferentes formas su enojo.
  • Permite que el enojo salga: Enseña a tu hijo a respirar profundamente para relajarse; prueba contar despacio del 1 al 5 mientras exhala, infla un globo o sopla burbujas con él. Al aprender a relajarse, tu hijo descubrirá una forma de autorregulación de sus emociones. Dale oportunidad de tomarse unos minutos solo o permítele que llore si lo necesita. También puedes enseñarle a descargar su enojo de maneras aceptables, tales como: Dar golpes fuertes y repetitivos a una almohada,  cojín o “punching bag” (saco infantil de boxeo), designado para ese fin; distraerse con alguna actividad que le guste (jugar con una pelota, cantar, bailar, etc.); dibujar libremente su enojo (si es pequeño) y/o expresarlo por escrito (si es mayor), por ejemplo en un diario privado.
  • Descubre los momentos felices: Uno no está enojado todo el tiempo, sin embargo, a veces el enojo hace que no nos fijemos en los momentos que pasamos tranquilos y felices. Ayuda a tu hijo a descubrir esos momentos; puedes hacer una lista y pegarla en el refri, escribiendo por ejemplo: “Hoy fuimos a nadar y el enojo no nos acompañó, la pasamos muy bien”; “descubrimos que durante la comida no se presentó el enojo”; “hoy mi hijo dominó su enojo cuando perdió en el futbol”, etc. Felicita y reconoce a tu hijo (y a ti también), cada vez que el enojo no esté presente o se le haya podido controlar de manera adecuada. Verás que en equipo es más fácil domar al enojo.
  • Hay que enseñar con el ejemplo: Si tu hijo observa que cuando te enojas, sueles gritar y golpear, él hará lo mismo. Demuestra cómo puedes controlar tu enojo y habla después con él. Si tú también necesitas un tiempo solo o requieres respirar, ¡hazlo!, y una vez tranquilo, habla con tu hijo de lo que te hizo enojar.

 

CUANDO EL ENOJO SE VUELVE UN PROBLEMA

¿Cómo saber si necesitas apoyo para manejar tu enojo o el de tu hijo? Si observas que el enojo está presente todos los días e interfiere con tu vida cotidiana o la de tu hijo, y en la relación con la familia, es recomendable acudir con un profesional para que te oriente. No permitas que el enojo domine la vida de tu familia y te impida disfrutar de ella.

 

Referencias:

Brenda Mendoza González, G (2010). Manual de Autocontrol del Enojo. Tratamiento Cognitivo-Conductual. México, Manual Moderno.
Webster-Stratton, C (2005). The Incredible Years. A truble-shooting guide for parents of children aged 2-8 years. USA, Incredible years.




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