y tú, ¿promueves o inhibes el desarrollo de tus hijos?


Por: Jacqueline Flores Santos.- Pedagoga integrante de psii.

 

“Mi hijo no se adapta a la escuela, siempre que voy por él hay quejas, no quiere trabajar; lo que pasa es que las maestras no ven que aún es pequeño…”

¿Cuántas veces hemos escuchado lo anterior, ya sea con  amistades, vecinos, familiares, etc.?

Generalmente el argumento que le seguiría es: “Me dijeron que sus compañeros van más adelantados”.

Los signos de alarma comienzan a verse cuando ingresan a primaria e incluso desde el tercer grado de preescolar, tanto en la escuela como en fiestas, donde podemos observar sus capacidades al convivir con niños de su edad.

Si con el paso de los años vemos y educamos a nuestros hijos como “bebés”, es común que desde muy pequeños hayamos adoptado actitudes como acercarles juguetes e incluso darles de comer, antes de que ellos mismos lo solicitaran por sus propios medios (señalando, balbuceando y/o llorando).

Estamos hablando de la importancia de que busquen por sí mismos la manera de conseguir sus metas, lo cual es un antecedente vital para conocer como padres las habilidades que poseen y que seguramente ignoramos. A continuación se describen, de manera muy general, algunas habilidades cotidianas que se esperan de acuerdo a la edad:

 

EDAD HABILIDADES
1 a 2 años
  • Sube escaleras sin apoyo alternando los pies.
  • Bebe de una taza.
  • Come empleando cuchara (aunque derrame un poco).
  • Mastica alimentos sólidos (verduras, frutas).
  • Señala tres partes del cuerpo.
  • Juega con muñecos (los abraza).
2 a 3 años
  • Camina hacia atrás.
  • Dice su nombre.
  • Responde preguntas sencillas.
  • Come con cuchara sin derramar el alimento.
  • Reconoce y nombra dibujos de libros.
  • Voltea las páginas de un libro.
  • Demuestra preferencia de mano (lo cual se puede apreciar al comer).
  • Guarda objetos personales donde se le indica, por ejemplo, “pon el muñeco aquí”.
  • Control de esfínteres diurno y nocturno (en proceso o ya consolidado).
3 a 4 años
  • Dice su nombre, su edad y se reconoce como niño o niña.
  • Se expresa con un lenguaje comprensible al adulto.
  • Cumple tres órdenes en cadena (“trae el muñeco, dámelo y vente a comer”).
  • Señala el color que se le nombra.
  • Puede lavarse las manos independientemente (aunque requiera supervisión).
  • Logra el auto-vestido (aunque requiera supervisión), por ejemplo, meter los pies en los zapatos, ponerse el suéter, ponerse los pantalones y la ropa interior.
4 a 6 años
  • Canta canciones.
  • El juego es llevado a cabo con asociación a escenas de ambientes conocidos (casa, fiestas, caricaturas, etc.).
  • Come con cuchara y tenedor.
  • Se viste con mayor rapidez.
  • Describe eventos con bastante claridad y coherencia.
  • Colorea, realiza dibujos y trazos, identifica diferencias entre tamaños y cantidades, conoce los números.
  • Se inicia y en algunos casos se consolida el proceso de  lecto-escritura formal.

 

¿CÓMO AYUDARLOS?

Lo recomendable es permitirles esforzarse en actividades de la vida diaria.

Si nos enfocamos en niños que tienen entre 2 y 4 años de edad, es conveniente permitirles explorar con su propio cuerpo diversas sensaciones a través del juego. Puede ser en un área de la casa designada a ello y donde sepamos de antemano que no existen objetos que puedan lastimarlo(a). Durante esta edad les ayuda comer de manera autónoma, sin y con cubiertos –en ese orden-, pues de esta manera conocen las dimensiones de su cuerpo y la ubicación de partes finas de su rostro.

En cuanto al lenguaje, es importante contarles cuentos infantiles cortos, mostrándoles las imágenes; esto les ayudará a fortalecer la representación mental de lo que escuchan y a estructurar “inicio y desenlace de las historias”.

Referente a actividades de la vida diaria, se aconseja inducirlos y auxiliarlos en guardar sus juguetes y su ropa después de utilizarlos. Igual sucederá con su plato al terminar de comer (llevarlo al fregadero).

Entre los 4 y 6 años se sugiere enseñarles a vestirse y desvestirse lo más independientemente posible. No olvidemos que esto va aunado al guardado de juguetes y de ropa; hay que “sumar” la ejecución de actividades en lugar de “sustituir”.

Se enumeraron ejemplos bastante comunes. Sin embargo, es importante resaltar que son la base de lo que más adelante deberán poner en práctica dentro del salón de clases, ya que actualmente es mayor la demanda de independencia por parte de las escuelas al momento de admitirlos.

Estamos refiriéndonos a aquellos niños y niñas que no presentaron complicaciones durante la gestación y/o el parto, en cuyos casos habría que poner especial atención a ciertos aspectos del desarrollo, tales como: El control de la cabeza; la edad en que logró sentarse, mantenerse de pie y caminar sin apoyo; el empleo del lenguaje verbal, y la interacción con niños y adultos. Si llegaran a observarse dificultades en estos aspectos, lo mejor será buscar la opinión de un especialista.

 

desarrollo

 

Recordemos: Lo que el niño conozca en cuanto al manejo y control de su cuerpo, se verá reflejado más adelante en la adecuada ejecución de actividades que requieran de mayor precisión, lo cual contribuirá a que adquiera confianza en sí mismo y busque alternativas de solución ante las dificultades que se le presenten.

Si resolvemos “por ellos”, o peor aún, si nos adelantamos a «adivinar» lo que necesitan, en realidad estamos limitando su desarrollo, de lo cual probablemente nos percataremos hasta que nos lo hagan saber por parte de la escuela, esto es, hasta los 3 ó 4 años en promedio.

Desde esta perspectiva, tal vez sea más fácil comprender que tenemos muchas cosas que enseñar a nuestros hijos durante sus primeros años de vida, para que adquieran mayores posibilidades motoras, adaptativas y cognitivas, a lo largo de su desarrollo.

 




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